4/11/2008

El misterio de su divinidad

Lección 02: El misterio de su divinidad

Puedes verlo aquí: http://docs.google.com/Doc?id=dkc3vcv_25364ncnfj

Para el 12 de abril de 2008

Lee: Isaías 9:6; Miqueas 5:2; Mateo 16:13-17; Juan 1:1, 14, 18; 8:58; 17:5; 20:28; 1 Corintios 1:3; 2 Corintios 13:14.

Descubre: ¿Por qué se enfatiza tanto la preexistencia y la divinidad de Cristo? ¿Cuántos textos de la Biblia mencionan la preexistencia y la divinidad de Cristo? ¿Cómo es el carácter de Dios? ¿Cuál es la gran evidencia en tu vida que Jesús es tu Dios y Señor?

Memoriza y considera: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3).

Pensamiento clave: Creer en Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios es afirmar, indirectamente, que él no tuvo su origen en el vientre de María. Es afirmar su cualidad de ser diferente del resto de la humanidad, por más que pueda ser semejante a nosotros en otras formas. En síntesis, es creer que él existió antes de su tiempo sobre la tierra; que, sencillamente, preexistió, el apóstol Pablo afirma: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Col. 1:15-17).

Habían transcurrido unos 30 años desde que se escribieron los Evangelios sinópticos, y el anciano Juan, único sobreviviente de los doce, sintió el deseo de presentar de nuevo la vida de Cristo, a fin de contrarrestar las fuerzas malignas que amenazaban destruir la iglesia. Se necesitaba un cuadro vívido del Salvador a fin de fortalecer la fe en la realidad de las grandes verdades del Evangelio, tales como la encarnación de Jesús, su verdadera divinidad y verdadera humanidad, su vida perfecta, su muerte expiatoria, su gloriosa resurrección y su prometido retorno. "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él [Cristo] es puro" (1 Juan 3: 3). Solamente cuando la vida y la misión del Salvador se conservan como una realidad viviente en la mente y en el corazón, puede ser efectivo en la vida el poder transformador de su gracia. Por eso Juan declara que su relato fue "escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su Nombre" (Juan 20: 31). Admite francamente que podría haber referido mucho más, dice que “hizo Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro” (Juan 20:30), pero que sólo ha relatado aquellos hechos que considera más convenientes para atestiguar de las grandes verdades fundamentales del Evangelio. Lo movió la certeza de que lo que lo había convencido a él, convencería también a otros, escribía: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual era con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (1 Juan 1: 1-3).

PROPÓSITOS DE LA LECCIÓN DE ESTA SEMANA

· Saber que Cristo existió (eternamente) con el Padre antes de que creara la tierra.
· Sentir gratitud hacia Jesús por su comunión con nosotros.
· Hacer todo el esfuerzo necesario para vivir una vida que honre al divino y preexistente Hijo de Dios.

I. LA PREEXISTENCIA DE CRISTO

1. ¿Por qué deberíamos estar interesados en la preexistencia de Cris­to? ¿Qué tiene que ver con la salvación? (Heb. 1:1-4; Col. 1:15-20)

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; en cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”(Heb. 1:1-3).
· Cuando Jesús vino a la tierra, se despojó "de su vestido y corona reales". "Prefirió devolver el cetro a las manos del Padre, y bajar del trono del universo" (DTG 14). Con su ascensión tomó otra vez el puesto que había tenido con el Pare antes de su encarnación. Era importante que los hebreos entendieran el verdadero lugar del Hijo. Los escritores del Antiguo Testamento no comprendían la naturaleza trinitaria de la Deidad. A Israel se le había enseñado: "Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es" (Deut. 6: 4). Era necesario que entendieran que el Mesías compartía el trono del universo con el Padre (Juan l; 1 Cor. 15:24-27)

· Dios hizo los mundos por medio de Cristo; pero no usó a Cristo como una herramienta sino como un colaborador. Aquí se presenta una división de las actividades de la Deidad. El que sería el Redentor del hombre, fue su Creador; y porque es el Creador, puede crear al hombre como "nueva criatura" (2 Cor. 5:17).

· Cuando consideramos la magnitud de la creación de Dios, los innumerables millones de mundos que circundan el trono de la Deidad, no sólo obtenemos un concepto más amplio de Dios, sino que somos inducidos a decir con el salmista: "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?" (Sal. 8: 4). Nuestro Dios es admirable en sabiduría, conocimiento y poder; y junto con esto, es admirable el amor de Aquel que creó y sostiene todas las cosas e invita al ser humano a participar activamente con él de la gloria.
La palabra griega hupóstasis, literalmente, "lo que está debajo", y por lo tanto, "meollo", "esencia", "realidad". Es realidad en contraste con imaginación y fantasía. Se usa esta palabra para designar la esencia de las cosas, la naturaleza íntima de algo, el verdadero ser. También se emplea para denotar firmeza, estabilidad, seguridad, confianza.
Cuando se dice que Cristo es "la imagen misma" de la hupóstasis del Padre, significa más que una semejanza externa: es la expresión exacta y verdadera de la naturaleza íntima de Dios. Así como es el Padre, así es el Hijo: uno en esencia, uno en carácter, uno en pensamiento y propósito. Son tan semejantes que Cristo pudo decir: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre... Yo y el Padre uno somos" (Juan 14: 9; 10: 30). Uno de los grandes propósitos de la venida de Cristo a esta tierra fue para dar a los hombres una fiel representación del Padre.
2. Considera el siguiente texto y contesta: "E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria" (1 Tim. 3: 16).

¿Qué significa el misterio de la piedad? ¿Por qué dice que esta persona ha sido vista "de los ángeles"? ¿Qué los ángeles en el cielo no ven siempre la faz de Dios? (Mat. 18: 10). ¿Por qué fue tan importante que los ángeles lo vieran?

· "El misterio de la piedad" (1 Tim. 3:16) es la base de toda esperanza y el origen de todo consuelo.
· El triunfo de la gracia de Dios sobre las fuerzas del mal en la vida de un hombre, será siempre motivo de admiración y gratitud. Claramente se hace referencia a Jesús, en quien y mediante quien ha sido revelado el secreto divino.
· Aunque Jesucristo posee "corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col. 2:9), se despojó de sus prerrogativas celestiales (Fil. 2:5-8) y vivió en la esfera de los hombres, poseyendo aun un cuerpo humano (1 Tim. 2:5).

· Cristo fue declarado justo porque era intachable (Juan 8:46). Los hombres son declarados justos cuando aceptan la justicia imputada de Cristo (Rom. 4:25).

· El Salvador hizo frente a la vida con un espíritu de completa dedicación a la voluntad de Dios, y esa actitud lo guardó del pecado.

· Cristo vino para ser el sustituto del hombre, y su conducta como ser humano demostró que Dios es completamente justo en sus exigencias y en sus juicios.

· Los ángeles vieron cada fase de la vida terrenal de Cristo, desde su nacimiento hasta su resurrección y ascensión. Fueron testigos de su perfección de carácter y completa abnegación (Mat. 4:11; Luc. 2:9-15; 22:43; Heb. 1:6).

Pablo traza cronológicamente el éxito de la misión de Cristo, desde la encarnación hasta su recepción favorable en los corazones de los sinceros. En esta forma confirma Pablo el rápido progreso del Evangelio en todo el mundo conocido de entonces (Col. 1:23). Jesús ascendió (Mar. 16: 19; Hech. 1: 2, 11, 22). La recepción que se le tributó a Cristo cuando se le dio la bienvenida al ascender al cielo, fue gloriosa.
3. ¿Sabes algo? ¿Qué es la preexistencia de Cristo? ¿Cuál es el mensaje central del siguiente texto?

“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”(Col. 1:15-120)

La palabra griega prбtótokos, significa “primogénito” y se usa en sentido figurado para describir a Jesucristo como primero en categoría. Esta figura deriva de la dignidad y la posición pertenecientes al primogénito de una familia humana o, más específicamente, al primogénito de una familia real. La jerarquía de Cristo es única en su género, autorizada y absoluta. Se le han confiado todas las prerrogativas y toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Cristo es presentado en una posición por encima de toda cosa creada.

El poder que mantiene con precisión matemática los inmensos astros del universo en sus órbitas señaladas, el poder que sostiene las partículas del átomo en sus órbitas predeterminadas, es el mismo. Todas las cosas existen por el poder de Cristo. No sólo las creó, también las sostiene en cada momento.

· Jesús no sólo tiene primacía y precedencia en el tiempo, sino también es superior en poder y prestigio. Como él es antes de todas las cosas, no puede ser una emanación o una forma de creación inferior o subsidiaria.

· Jesús posee como una prerrogativa permanente no sólo la plenitud del propósito y del poder divino, sino que también expresa completamente los rasgos de la personalidad divina (Efe. 1: 23; 3: 19; 4: 13; Col. 2: 9).

· El Salvador era la expresión de la gloria del Padre, la imagen visible de la persona de Dios (Col. 1: 15). En Cristo se manifiesta la expresión perfecta de la Divinidad completa y eternamente. Esta expresión de la Deidad sólo alcanzó su manifestación plena cuando se consumó el sacrificio del Salvador, porque la fase del sacrificio expiatorio de su perfección divina no se había visto antes de la muerte de Jesús.

· Jesús es Aquel por medio del cual se llevó a cabo la reconciliación. La transgresión de Adán afectó a toda la tierra. La degeneración se extendió desde el hombre, la obra maestra y cumbre del Creador, hasta las plantas, los insectos, los animales marinos y aun los seres inanimados. Pero el acto redentor de Cristo finalmente restaurará la perfección y la armonía.

Algunos comentadores afirman que aunque sólo un tercio de los ángeles se rebelaron en el cielo contra el gobierno de Dios y fueron expulsados de allí, el resto de las huestes angélicas no entendió plenamente la realidad del pecado ni sus horrendos resultados hasta que Cristo murió en la cruz. La cruz de Cristo es el núcleo del plan de salvación. Los seres celestiales comprendieron como nunca antes, después de este acontecimiento, que los caminos de Dios son verdaderos y justos y que el programa de Satanás conduce a la muerte. De ese modo todas las cosas, tanto materiales como espirituales, tanto celestiales como terrenales, serán conducidas a un estado de perfecta armonía mediante la cruz y todo lo que ella representa. El tiempo y el despliegue de los propósitos de Dios mediante Cristo desenmascararán a Satanás y a los que simpatizan con él, y cuando sean aniquilados se verá la justicia de Dios. El plan de la redención cumplirá así su propósito más amplio y profundo, a saber: la vindicación del carácter de Dios ante el universo (PP 54). La cruz era el tema en el que Pablo se gloriaba (Gál. 6: 14), y será la ciencia y el canto de los redimidos por los siglos eternos (CS 709).

4. Lee Isaías 9:6, ¿De qué manera el profeta Isaías, presenta la preexistencia y la divinidad de Cristo?

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isa. 9:6).

“Porque un niño nos es nacido”. Nacido de mujer, parte y fragmento de la raza humana, uno de nosotros, uno con nosotros, “Dios con nosotros”; participante de nuestra misma naturaleza, compartiendo nuestras mismas preocupaciones. Isaías concluye su anuncio de la futura era de paz con una notable profecía acerca del gran Príncipe de paz. En este mundo nunca se logrará la paz mediante los esfuerzos de los hombres. En su descripción del futuro Rey de esta tierra, el cual reinará en justicia y santidad, Isaías emplea términos que no pueden aplicarse a ningún gobernante terrenal.

Indudablemente no hay sino una Persona en todo el universo a la cual pueda aplicarse completa y adecuadamente la descripción aquí presentada. Esa Persona es Cristo. En ningún otro pasaje de la Biblia se encuentra la excelsitud de pensamiento, la hermosura de expresión o la intensidad del sentimiento que se encuentran aquí en la descripción del Salvador y futuro Rey del mundo. En verdad, Isaías había contemplado una visión del Señor de gloria cuando escribió estas palabras. La mano de Dios estaba sobre él y un ángel guió su pluma, cosa que también ocurrió en el caso de otros autores del Antiguo Testamento.

“Admirable, Consejero”. Sería maravilloso, e inspiraría asombro, lo máximo. No sólo sería un consejero, sino el consejero, el más sabio, el Uno que en quién comienza y termina la sabiduría. Es una sabiduría que no es teórica, sino práctica y persistente; sabiduría que se dirige hacia nosotros y está disponible para nuestro beneficio. El sería el más preocupado e interesado en nosotros, porque además de sabiduría, nos traería bondad y consideración.

Es un nombre que suscitaría el arrobamiento, la adoración y la alabanza de todos los habitantes del cielo y de la tierra, y de todo el universo (Fil. 2: 9-11; Apoc. 5: 12-13). Cristo gobernará en todo el cielo y en toda la tierra (Dan. 2: 44-45; Mat. 25: 31; 28: 18; Luc. 1: 32- 33; 1 Cor. 15: 25, Sal. 110: 1; Fil. 2: 10; Apoc. 11: 15).

“Dios fuerte”. Jesús, el Hijo, no es menos Dios que el Padre. Desde los días de la eternidad fue uno con el Padre. Omnisciente, el que todo lo sabe, es una de las características que pertenecen definitivamente a la Deidad. Es el Todopoderoso, la Omnipotencia es otro de los atributos divinos. Suficientemente poderoso para aniquilar las fuerzas del mal (Sal. 90: 2; Prov. 8: 22-30; Miq. 5: 2; Juan 1: 1; 14: 9, 11; DTG 11).

“Padre eterno”. Así como Dios el Padre es eterno, así también lo es Cristo. Isaías lo llama Padre, porque en un sentido especial es Padre de toda la humanidad, pues es el Creador del hombre y del mundo (Juan 1: 3; Efe. 3: 9; Col. 1: 16; Heb. 1: 2; Gén. 1: 26). Sólo la palabra "Padre" expresa plenamente el amor y el cuidado de Jesús para con sus hijos. Una vez más hallamos esa connotación de amante cuidado, de protección, de interés en nuestro bienestar eterno. Cuando Cristo reine lo hará como un padre para su pueblo (Isa. 22: 21-22; Apoc. 3: 7).
“Príncipe de paz”. ¡Cuán dulces suenan estas palabras! La paz sólo viene con la justicia (Isa. 32: 17-18), y Jesús es el Rey justo (Jer. 23: 5-6; 33: 15-16) que imputa e imparte su propia justicia a los hombres. Vino al mundo para impartir paz (Luc. 2: 14; Juan 14: 27; Fil. 4: 7; Zac. 9: 9-10; Efe. 2: 14).

Las profecías de Isaías abarcan toda la encarnación del Mesías, su divinidad, su preexistencia, su naturaleza paternal y profundamente interesada en nosotros, su poder y su gloria. Y el confirma lo dilatado de su imperio, de eternidad a eternidad. Pero lo mejor de todo es que estas cualidades del Mesías son manifestadas para nuestro beneficio. Es por nosotros que él ejercita su gran poder y sabiduría. Es nuestra paz la que él establece; es nuestro favor que él gobierna en justicia y rectitud. Pedro dijo: “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros” (1 Pedro 1:10).

5. Lee los siguientes textos y contesta (Juan 3:13; 8:23; 8:58, 59; 17:8, 24), ¿De que trata la lectura?

II. LA DIVINIDAD DE CRISTO

· Jesús, como Dios, es el mismo Jesús que se ofreció a sí mismo como sacrificio por nuestros pecados. Cuánto más debería significar la Cruz para nosotros, sabiendo que era Dios – ¡Dios!– el que estaba colgando allí por nuestros pecados.

1. ¿De qué forma los siguientes pasajes apoyan la divinidad de Je­sús? (Mateo 3:3; Juan 1:1,18; 20:28)

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3).

“En el principio”

Así como en Gén. 1 se expone la naturaleza de la creación y el hecho de que el hombre fue originalmente formado a la imagen de Dios, así también el prólogo del Evangelio de Juan hace resaltar la naturaleza del Creador (Juan 1:1-4) y los medios por los cuales Dios se propuso que fuera posible la nueva creación del hombre a la imagen divina (Juan 1:5-14). En Gén. 1: 1 se refiere al "principio" de este mundo. Pero el "Verbo" de Juan 1: 1-4 es el Creador de todas las cosas y por lo tanto precede al "principio" de Gén. 1: 1. De modo que "el principio" de Juan 1: 1 es anterior al "principio" de Gén. 1: 1. Cuando comenzó todo lo que tuvo un principio, el "Verbo" ya "era".

“Era”

El Verbo era por toda la eternidad. Nunca llegó a ser tal. Pero en el tiempo, el Verbo "fue hecho (literalmente, 'llegó a ser', del griego egéneto, una forma de gínomai, 'llegar a ser' que expresa una acción iniciada y completada en un momento dado) carne" (Juan 1:14).
De modo que Cristo siempre ha sido Dios (Juan 1: 1; Heb. 1: 8); pero, por contraste, llegó a ser hombre (Juan 1-14; Fil. 2: 7). Tanto con el significado de las palabras como con la forma de ellas, Juan hace resaltar la continua, atemporal e ilimitada existencia de Cristo antes de su encarnación. En la eternidad pasada no había un punto de referencia antes del cual se pudiera haber dicho que no existía el Verbo. El Hijo existía "con el Padre, desde toda la eternidad" (HAp 32). "Nunca hubo un tiempo cuando él no haya estado en estrecha relación con el Dios eterno" (Ev 446). En Apoc. 22: 13, Jesús se proclama a sí mismo "el principio y el fin". El es "el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Heb. 13: 8).

La palabra griega gínomai, empleada en Juan 1:14, aparece también en el verso 3 al referirse a la creación de todas las cosas (literalmente, "todas las cosas por él llegaron a ser"). Jesús declaró: "antes que Abraham fuese (gínomai, literalmente 'llegara a ser' o 'viniera a ser'), yo soy (del griego eimí) (Juan 8: 58). El mismo contraste aparece en la LXX, en el Sal. 90: 2: "Antes que las montañas llegaran a ser (gínomai), desde el siglo y hasta el siglo tú eres (eimí) Dios".
En se emplea tres veces en Juan 1: 1. Primero, en cuanto a la eternidad del Verbo; después, para referirse a su eterna unión con el Padre, y, finalmente, para su eterna igualdad de naturaleza con el Padre. El verso 2 confirma la duración de este estado de ser por toda la eternidad.

“Verbo”

La palabra griega lógos, "palabra", o "exclamación", "dicho", "discurso", "narración", "relato", "tratado", con énfasis en la disposición sistemática y llena de significado de los pensamientos así expresados. Aquí Juan emplea el término para designar a Cristo, quien vino para revelar el carácter, la mente y la voluntad del Padre, así como un discurso es la expresión de ideas. En la LXX lógos se usa por lo general tanto para la acción creadora (Sal. 33: 6;Gén. 1: 3, 6, 9) como para la expresión de comunicación (Jer. 1: 4; Eze. 1: 3; Amós 3: 1) de la mente de Dios y de su voluntad. Sin duda, estas formas de emplear lógos en el Antiguo Testamento estaban en la mente de Juan cuando escribió este pasaje. Dios ha expresado su voluntad divina y su propósito mediante la creación y mediante la revelación. Ahora (Juan 1: 14) lo ha hecho mediante la encarnación, que es su revelación suprema y perfecta. De modo que la palabra Lógos resume el tema dominante del libro de Juan (14: 8- 10), "el Verbo era Dios". En Juan 1:18, Juan presenta su razón para hablar de Cristo como "el Verbo": él vino para dar "a conocer" al Padre. La designación de Cristo mediante la palabra Lógos en el Nuevo Testamento es empleada únicamente por Juan, en su Evangelio (Juan 1) y en 1 Juan 1: 1; Apoc. 19: 13. El término identifica a Cristo como la expresión encarnada de la voluntad del Padre de que todos los hombres sean salvos (1 Tim. 2: 4), como "el pensamiento de Dios hecho audible" (DTG 11).

“Con Dios”

La palabra griega pros denota relación íntima y compañerismo. Si Juan sencillamente hubiera querido decir que en el principio el Verbo estaba en las proximidades de Dios, podría haberse esperado que empleara la palabra pará, "al lado", o el vocablo metá, "con" (Juan 6: 46). Pero Juan se proponía expresar más de lo que cualquiera de esas palabras podía significar cuando escribió "abogado tenemos para con (pros) el Padre" (1 Juan 2: 1); no en el sentido de que Jesús sencillamente está en la presencia del Padre, sino que está estrechamente relacionado con el Padre en la obra de la salvación. Pros se usa en el mismo sentido en Heb. 4: 13: "a quien tenemos que dar cuenta". Es decir, "con quien tenemos que vérnoslas". La palabra aquí implica estrecha relación personal en una empresa de interés mutuo e incumbencia de ambos (Juan 17: 5).
El hecho de que el Verbo era "con Dios", es decir con el Padre, enfáticamente declara que él era un ser completamente distinto del Padre. Como lo aclara el contexto, el Verbo estaba relacionado con Dios en un sentido único y exclusivo. El Verbo era "con Dios" en la eternidad pasada, pero se hizo "carne" a fin de estar con "nosotros" (Juan 1:14; DTG 14-18). El era Emanuel, "Dios con nosotros" (Mat. 1: 23). Es imposible comprender la importancia de la encarnación a menos que se la proyecte en el telón de fondo de la existencia eterna de Cristo como Dios y como íntimamente unido a Dios.

El Verbo era Dios.

En griego, la ausencia del artículo definido delante de la palabra "Dios" hace que sea imposible traducir esta declaración como "Dios era el Verbo". Traducirla así sería igualar a Dios con el Verbo, limitando así la Deidad exclusivamente al Verbo. Los dos términos "Verbo" y "Dios" no son enteramente intercambiables. Sería tan erróneo decir que "Dios era el Verbo" como decir que "el amor es Dios" (1 Juan 4: 16) o que "la carne fue hecha el Verbo" (Juan 1: 14). Aunque, en Juan 1:1, a la palabra "Dios" le falta el artículo definido (lo cual en griego suele indicar que debe añadirse el artículo indefinido), sin embargo tiene un sentido definido. La declaración no se puede traducir "el Verbo era un Dios", como si el Verbo fuera un Dios entre muchos otros dioses. En griego, la ausencia del artículo con frecuencia hace resaltar una cualidad expresada por una palabra o inherente a ella. Por lo tanto, Juan quiere decir que el Verbo participaba de la esencia de la Deidad, que era divino en el sentido máximo y absoluto. De esa manera, en una breve declaración, Juan niega que el Verbo fuera un Dios, uno entre muchos, o el Dios, como si él solo fuera Dios.

En el prólogo (Juan 1:1-18) Juan declara el propósito que lo guiaba al escribir el Evangelio: a saber, presentar al hombre Jesús como a Dios encarnado (1 Juan 1: 1). Narrando un acontecimiento y después otro, y registrando discurso tras discurso, Juan va fielmente en pos de ese fin. En su conclusión, observa que su propósito al escribir era guiar a otros para que creyeran "que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo" pudieran tener "vida en su nombre" (Juan 20: 30-31). En la introducción de su primera epístola, otra vez Juan se refiere a su experiencia personal con "el Verbo" (1 Juan 1: 1-3). Así también, las palabras iniciales del Apocalipsis declaran que éste es "la revelación de Jesucristo" (Apoc. 1: 1).

2. ¿Cuáles son las evidencias de la deidad de Cristo?

Las evidencias de la deidad de Cristo son muchas e irrefutables. Se las puede resumir brevemente:

· La vida que vivió (Heb. 4: 15; 1 Ped. 2: 22)
· Las palabras que habló (Juan 7: 46; 14: 10; Mat. 7: 29)
· Los milagros que realizó (Juan 5: 20; 14: 11)

· Las profecías que se cumplieron en él (Luc. 24: 26-27, 44; Juan 5: 39; DTG 740).

Juan al referirse en el Lógos, o "Verbo", no pensaba en el sentido abstracto y metafísico de la filosofía griega. La íntima relación de Cristo con el Padre en la obra de la creación se presenta vez tras vez en el Nuevo Testamento (Rom. 11: 36; 1 Cor. 8: 6; Col. 1: 16-17; Heb. 1: 1-2; Apoc. 3: 14). Aquí Juan presenta a Cristo como el Creador de todas las cosas, así como en Juan 1: 14 lo hace resaltar como el instrumento de la misericordia divina y de la gracia para la restauración o nueva creación de todas las cosas. En la eternidad pasada, el Verbo no fue una entidad pasiva e inactiva, sino que estuvo activa e íntimamente relacionado con el Padre en el desarrollo y en el manejo de "todas las cosas".

Aterrizando, diríamos la palabra griega gínomai, "llegar a ser", "llegar a existir", "aparecer". Juan describe la creación como un acto completo. Las cosas materiales no son eternas; hubo un tiempo cuando "fueron hechas". La misma verdad presentada negativamente. El "Verbo" es Creador única y exclusivamente.

3. Considera, ¿Por qué en nuestros días se buscan suficientes motivos para no aceptar el sacrificio de Jesús en la cruz y su divinidad?

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:8,9)

La norma siempre debe ser estar de acuerdo con Cristo. Se presenta a Cristo en oposición a todas las filosofías engañosas. Los argumentos usados por los falsos maestros siempre deben compararse con las doctrinas del gran Maestro. Cristo, el Creador y Sustentador, es la norma para medir todo verdadero conocimiento. En Cristo habita la suma total de la naturaleza y de los atributos de Dios. Todos los derechos y poderes de la Deidad residen permanentemente en él. Toda la plenitud de Dios se revela en Cristo. Los alcances abarcados por este término son ilimitados en tiempo, espacio y poder. En Cristo se encuentra todo lo que Dios es, cada cualidad de la Deidad: dignidad, autoridad, excelencia, poder para crear y ordenar el mundo, energía para sostener y guiar el universo, amor para redimir a la humanidad, previsión para suministrar todo lo necesario a cada una de sus criaturas.

“Otro error peligroso es la doctrina que niega la divinidad de Cristo y asevera que él no existió antes de su venida a este mundo. Esta teoría encuentra aceptación entre muchos que profesan creer en la Biblia; y, sin embargo, contradice las declaraciones más positivas de nuestro Salvador con respecto a sus relaciones con el Padre, a su divino carácter y a su preexistencia. Esta teoría no puede ser sostenida sino violentando el sentido de las Sagradas Escrituras del modo más incalificable. No solo rebaja nuestro concepto de la obra de redención, sino también socava la fe en la Biblia como revelación de Dios. A la par que esto hace tanto más peligrosa dicha teoría, la hace también más difícil de combatir. Si los hombres rechazan el testimonio que dan las Escrituras inspiradas acerca de la divinidad de Cristo, inútil es querer argumentar con ellos al respecto, pues ningún argumento, por convincente que fuese, podría hacer mella en ellos…Ninguna persona que haya aceptado este error puede tener justo concepto del carácter o de la misión de Cristo, ni del gran plan de Dios para la redención del hombre” (CS 578, 579).
· Cristo es eternamente Dios en el sentido supremo y absoluto del término.

III. ¡SEÑOR MÍO, Y DIOS MÍO!”

1. ¿Sabes algo? ¿Podrías citar algunos personajes que se dirigieron a Jesús como su Dios?

Juan

Juan describe a Jesús como el divino Verbo que “fue hecho carne” (Juan 1:1,14)

Tomás

“Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!”(Juan 20:28)
Señor mío. Del griego ho kúriós mou. Tomás usa el título con su significado más excelso. Kúriós (Señor) en la LXX es la traducción del Heb. YHWH, el nombre divino que se translitera en castellano como "Jehová" (RVR) y como "Yahveh" (BJ).
· Mediante esta confesión, Tomás relacionó al que estaba ante él con el Jehová del Antiguo Testamento. Es evidente que más tarde una confesión tal llegó a ser una fórmula de fe (1 Cor. 12: 3).
Dios mío. La palabra griega ho theós mou. Theós (Dios) es en la LXX la traducción del Heb. 'Elohim, el título divino de "Dios". En el Nuevo Testamento Theós por lo general se usa para el Padre (Rom. 1: 7; 1 Cor. 1: 3); pero aquí, como en Juan 1: 1, la palabra atribuye la deidad a Cristo.
· Aunque había muchas cosas acerca de la relación de las Personas de la Deidad que Tomás todavía no comprendía claramente, su confesión fue más profunda y más abarcante en sus alcances e implicaciones que las que habían hecho antes otros de los discípulos (por ejemplo en Mat. 16: 16).

Pablo

Pablo se refirió a Cristo diciendo que “es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos” (Rom. 9:5); y el autor de Hebreos se dirige a él como Dios y Señor de la creación” (Heb. 1:8,10).
El Mesías tiene otra naturaleza que no es carnal, y Pablo ahora añade a la descripción de Cristo, "el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos". La forma en que Pablo habla de la humanidad de Cristo parece exigir como antítesis esta clara afirmación de su divinidad (Rom. 1: 3-4). Que Cristo es divino y que es Aquel que está "por encima de todas las cosas", se enseña en muchos pasajes del Nuevo Testamento (Juan 1: 1-3; Efe. 1: 20-22; Fil. 2: 10,11; Col. 1: 16-17; 2: 9).

Sus seguidores

En mas de una ocasión, sus seguidores lo adoraron, y el se lo permitió (Mat. 22:17: Luc. 14:33). "Hijo, tus pecados te son perdonados", le dijo al paralítico. Y Marcos da la razón por la cual lo dijo: quería que los dirigentes de los judíos supieran" que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados" (Mar. 2: 5-10). Los demonios lo reconocieron. Dijo uno de ellos: "Sé quién eres, el Santo de Dios" (Mar. 1: 23-25, 34). Algo había en él que les dijo a los agentes del abismo que ya lo habían visto antes.

Los ángeles de Dios

“Adórenle todos los ángeles de Dios” (Heb. 1:6).

Todos

Pablo escribió: “Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:10,11).

IV. EL GRAN “YO SOY”

1. ¿Por qué Jesús afirmó su igualdad con Dios?

El mismo Jesús afirmó su igualdad con Dios, Se identificó a si mismo como el “YO SOY”, el Dios del Antiguo Testamento. El registro bíblico dice: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abrahán fuese, Yo Soy” (Juan 8: 58).

"Antes que naciese Abrahán" (BJ, 1966). El verbo es gínomai ("aparecer", "llegar a ser") como en Juan 1: 6, y no eimí ("ser"). La misma combinación de verbos aparece en la LXX (Sal. 90: 2). "Antes que naciesen ["aparecieron", gínomai] los montes. . . desde el siglo y hasta el siglo, tú eres [eimí] Dios".

· Llamaba a Dios “mi Padre”, en vez de “nuestro Padre” (Juan 20:17). Y su declaración: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30) establece la aseveración de que Cristo era de una sustancia con el padre, poseyendo los mismos atributos.

· La igualdad de Cristo con el Dios el Padre se da por sentada en la fórmula bautismal (Mat. 28:19), la bendición apostólica completa (2 Cor. 13:13), su último consejo (Juan 14-16) y la exposición de Pablo de los dones espirituales (1 Cor. 12:4-6).

· La Escritura describe a Jesús como el resplandor de la gloria de Dios, y “la imagen misma de su sustancia” (Heb. 1:3).

· Y cuando se le pidió que revelará a Dios el Padre, Jesús replicó: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9)

“Yo Soy significa una presencia eterna. El pasado, el presente y el futuro son iguales para Dios. Él ve los acontecimientos más remotos de la historia pasada y el futuro lejano con una visión tan clara como nosotros vemos las cosas que suceden diariamente. No sabemos lo que está delante de nosotros, y si lo supiéramos, no contribuiría a nuestro bienestar eterno. Dios nos da una oportunidad de ejercitar la fe y confiar en el gran Yo Soy... Nuestro Salvador dice: "Abrahán vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio y se gozó" (Juan 8:56). Quince siglos antes de que Cristo dejara sus atavíos reales, su corona real y dejara su puesto de honor en las cortes celestiales, asumiera la humanidad y caminara entre los hijos de los hombres, Abrahán vio su día, y se alegró. "Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abrahán fuese, yo soy" (Juan 8:57, 58). Cristo estaba usando el gran nombre de Dios que fue dado a Moisés para expresar la idea de la presencia eterna (Éxo.3: 14). Isaías también vio a Cristo, y sus palabras proféticas están llenas de significado. Hablando por él, el Señor dice: "Yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu salvador... No temas porque yo estoy contigo... Yo, yo Jehová, y fuera de mi no hay quien salve... Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. Aún antes de que hubiera día, yo era;... Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey" (Isa. 43: 3-15). Cuando Jesús vino a nuestro mundo, se clamó a si mismo: "Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14: 6). Debe creerse en el Señor y debe servírselo como al gran "YO SOY", y debemos confiar implícitamente en él” (A fin de conocerle, p.15).

2. ¿Quién es el Alfa y la Omega? ¿Por qué? ¿En qué sentido Jesús es el principio y el fin? ¿Cuál es vuestra respuesta?

“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apoc. 1:8)

El Alfa y la Omega. La primera letra y la última del alfabeto griego; es como si dijéramos: "desde la A hasta la Z". La frase indica integridad, plenitud, y tiene el mismo significado que "el principio y el fin, el primero y el último" (Apoc. 22:13). En este caso el que habla es "el Señor, el que es y que era y que ha de venir", identificado como Dios el Padre; sin embargo, en Apoc. 1:11-18 la expresión "el Alfa y la Omega" se identifica claramente con Cristo, quien también declara que es "el primero y el último". En Apoc. 22:13 la frase "el Alfa y la Omega" se refiere a Cristo. El Padre y el Hijo comparten estos atributos eternos. La referencia al Padre expone su eternidad y declara que el mismo Ser que ahora continuamente existe, siempre ha existido y siempre existirá. La existencia personal de Dios trasciende al tiempo, pero una eternidad infinita sólo puede ser expresada en palabras humanas por medio de términos limitados y temporales como los que aquí emplea Juan.

REFLEXIONES Y APLICACIONES PARA LA VIDA

Mí querido(a) amigo(a), hermano(a): Desde la perspectiva de la lección de esta semana, ¿Cómo es carácter de Dios? ¿De qué manera la esperanza, el gozo y la confianza en Dios, es una realidad en nuestras vidas? ¿Por qué se enfatiza tanto la preexistencia y la divinidad de Cristo? ¿Cuántos textos de la Biblia mencionan la preexistencia y la divinidad de Cristo? Realmente, ¿Crees que Cristo es Dios? ¿Comprendes como siendo Dios mismo se convirtió en un niñito? ¿Es Jesús tu “Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”? ¿Aceptas a Jesús como tu Salvador Personal?

Reflexiona conmigo el siguiente texto: “No podemos entender cómo Cristo se convirtió en un niñito impotente. Podría haber venido a la tierra con tal belleza que no hubiera sido como los hijos de los hombres. Su rostro podría haber resplandecido de luz, y su forma podría haber sido alta y bella. Podría haber venido de tal manera como para encantar a los que lo miraran; pero ésa no era la forma en que Dios quería que viniera entre los hijos de los hombres. Había de ser como los que pertenecen a la familia humana y a la raza judía. Había venido a ocupar el lugar del hombre, a darse en prenda a si mismo por el hombre a pagar la deuda de los pecadores. Había de vivir una vida pura en esta tierra, y mostrar que Satanás había dicho una falsedad cuando pretendió que la familia humana le pertenecía para siempre y que Dios no podía arrebatar a los hombres de sus manos.
Los hombres primero vieron a Cristo como a un nene, como a un niño. Sus padres eran muy pobres, y no tuvo nada en esta tierra salvo lo que tienen los pobres. Pasó por todas las pruebas por las que pasan los pobres y humildes desde la niñez a la adolescencia, de la juventud a la virilidad.
Mientras más pensamos en Cristo convertido en un niñito aquí en la tierra, más maravilloso nos parece. ¿Cómo puede ser que el desvalido niño del establo de Belén sea el divino Hijo de Dios? Aunque no podamos comprenderlo, podemos creer que Aquel que hizo los mundos, debido a nosotros se convirtió en un niño desvalido. En él, Dios y el hombre se vuelven uno, y en ese hecho radica la esperanza de nuestra raza caída. Contemplando a Cristo en la carne, contemplamos a Dios en la humanidad, y vemos en él el resplandor de la gloria divina, la expresa imagen de Dios el Padre” (A fin de conocerle, p.29).

· Cristo es el Hijo de Dios preexistente y existente por sí mismo. Nunca hubo un tiempo cuando él no haya estado en estrecha relación con el Dios eterno.
· Cristo era esencialmente Dios, y en el sentido más excelso. Estuvo con Dios desde toda la eternidad; Dios sobre todo, bendito para siempre.
· El Señor Jesucristo, el divino Hijo de Dios, existió desde la eternidad, como persona diferente, y sin embargo una con el Padre.

Ore conmigo, por favor… “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Col. 1:17)...Feliz sábado.

RESUMEN

Jesús, el Hijo de Dios, existió eternamente con el Padre antes de que el mundo comenzara, y es tanto divino como humano. Jesús habló de su propia existencia con el Padre antes de venir para salvar a la humanidad, y permaneció en constante comunión con Dios mientras estuvo aquí sobre la tierra.

Elaboró: Delfino Jarquín L, Si usted gusta toda la versión haga clic en:
http://www.pmministries.com/CEES/2008/ES2/Index.html; www.vivafeliz.es.tl; http://comentariosdeescuelasabatica.blogspot.com; http://www.adventistas.com.mx, temas de interés y enlaces inmediatos.
Bibliografía: Adams Roy, Jesús es maravilloso, Guía de estudio de la Biblia, Edición para maestros, Abril-Junio de 2008__Notas de E.G. White para las Lecciones de la Escuela Sabática, , Abril-Junio de 2008__G. White Ellen: El Deseado de todas las gentes,__Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día: Comentario Bíblico adventista del Séptimo Día, Tomo IV, V&,VI- Diccionario Bíblico Adventista del Séptimo día, - Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 1988 & 2006, _D. Thomas Jerry, Las 28 Creencias fundamentales para mí, APIA, 2007,__R. Thiele Edwin, ¡Mi Dios sin igual!, APIA,1998__H. Woolsey Raymond, El Amor más admirable, APIA, 1995.
Hermanos y maestros de la Escuela Sabática, espero que les pueda servir de ayuda este material. El propósito es, abarcar toda la lección de la semana; considerando los objetivos principales y aplicándolos en nuestra vida cristiana...gracias por las sugerencias y comentarios que nos han enviado; que la honra y la gloria sea para Dios. Ahora el correo es: delfino_comessab@hotmail.com; delfinosabbathschoolcomment@gmail.com ¡Dios les bendiga hermanos en cada una de sus actividades!, y esperando pronto la bendita esperanza de la Segunda Venida de Cristo Nuestro Señor, se despide su hermano en Cristo: Defino Jarquín López.

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